Hoy todo volvió a la normalidad. Ya no había globos enormes con corazones rojos, ni peluches, ni rosas, ni tulipanes, ni dulces, ni cajas de chocolates, ni bolsas de regalos, ni galletas decoradas, ni besos, ni abrazos, ni serenatas, ni carteles gigantes, ni cupidos llevando mensajes románticos, ni carros llenos de notitas cursis, ni nada de nada...
Como si los amorosos hubieran agotado con ese tremendo ambiente romántico cualquier posible rastro de amor. Como si el amor hubiera desaparecido para no volver nunca. Como si la vida hubiera querido ser amable conmigo después de estar ya satisfecha por recordarme lo sola que estoy.
Mi madre me dice que así es la vida y que me tendré que acostumbrar.
Yo soy más optimista al respecto, tengo la esperanza de ser parte de los amorosos el próximo febrero.
1 comentario:
"Gastamos la palabra y nos quedamos sin amor"
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