domingo, 18 de abril de 2010

Benditas Coincidencias

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[En realidad el mundo es un pañuelo,
donde todos los mocos que vivimos en él
nos encontraremos tarde o temprano.]
La primera vez que viajé creía que el mundo era enorme, pero después de 12 horas de vuelo, de cruzar el charco y de recorrer miles de kilómetros, resultó que al otro lado del planeta, mientras me encontraba en una calle llena de gente, me fui encontrando con un amigo de mi abuelo que me reconoció por una foto que él alguna vez le mostró. Demasiada coincidencia para ser verdad, para estar en el lugar preciso, en el momento justo, en la posición adecuada.
Obviamente esto hizo pedazos mi teoría sobre la inmensidad del mundo.
Una vez leí que todos los habitantes del planeta estamos unidos (o separados, todo depende de las perspectiva que se le dé) por 6 grados, es decir, sólo hay seis personas más en nuestro camino para poder conocer a alguien.
Hecho científico o coincidencia divina, yo aún me pregunto cómo es que a nuestra vida llegan siempre ( o al menos casi la mayoría de las veces) personas maravillosas que nos hacen sentir mejor en el momento adecuado, con las que compartimos millones de similitudes (o también miles de diferencias), personas que pareciera imposible haberlas conocido porque la probabilidad de que eso sucediera era prácticamente nula, pero por alguna extraña razón aparecen en nuestro camino y realmente dejan una huella imborrable en nuestra vida.
Todas las noches me pregunto: ¿Será acaso el destino? o ¿la casualidad tiene en lo profundo un poco de magia?...
No lo sé, supongo que serán mis dudas de toda la vida.
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