Querido tú:
Te escribo esta carta pensando en lo mucho que podría extrañarte de no ser porque esto del extrañamiento se ha convertido ya en algo crónico. Por una parte me alegro porque de no ser así, en estos momentos en los que la distancia se convierte en algo difícil de contar con pasos, estaría como loca creyendo que los océanos son los más malvados por separar de esa forma tan ridícula a los continentes.
Aquí todavía es sábado y la luna está preciosa, hace un poco de frío, pero se siente más la primavera en el viento que sopla en estos días. ¿Te das cuenta? Llegará la primavera y no estarás. sé que no hemos pasado muchas primaveras juntos, pero, ¿qué más da?, lo último que se pierde es la esperanza y yo no la he perdido, aún pienso que pasaremos muchas primaveras y veranos y otoños juntos; ni qué decir del invierno, es cuando me harás más falta.
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