Era un domingo, caminaba por una calle llena de gente, de olor a café y pizza, con aparadores brillantes y coloridos, algunas personas reían o hablaban por teléfono, unas cuantas no mostraban ninguna expresión y de pronto, entre la multitud, apareció un señor con bastantes años encima, una cálida sonrisa y un letrero que decía: "Gracias por sonreír".Al instante le dediqué una de mis mejores sonrisas y me pregunté si sería posible que alguien pasara todos y cada uno de sus días ahí de pie, viviendo simplemente de sonrisas.Detuve mi mirada en la sonrisa de aquel hombre y me convencí de que las sonrisas pueden ser el mejor alimento para el alma.
sábado, 31 de marzo de 2012
Gracias por sonreír
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De aquello llamado vida
domingo, 25 de marzo de 2012
sábado, 10 de marzo de 2012
Asombro a destiempo
Hace algún tiempo, en una conversación familiar hablábamos de los inventos que más nos habían impactado, a mi abuela por ejemplo le gustó muchísimo la aparición del teléfono, desde entonces puede pasarse horas hablando con sus amigas por lo que la cuenta telefónica, al final del mes, siempre tiene muchos números. A mi tío le impresionó la televisión a color, dice que él y sus amigos iban a casa de un señor con una televisión nuevecita y pagaban por verla; a mi tía le causó mucho impacto la computadora, hasta recuerda que la primera computadora (cuyo tamaño era enorme) que utilizó fue cuando estaba estudiando en la universidad y tenía un nombre de mujer. Mi papá tiene una lista enorme de inventos, todo le impresiona y le emociona. Y a mí, que nací con estas tecnologías, la verdad es que no me causan tanto impacto, a mí, algo que realmente me impresiona es que alguna vez pudieran existir las cartas.
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