Por segunda vez desde que vivo aquí, sentí un temblor. De esas veces en que en lugar de salir y seguir las instrucciones que te enseñan desde que eres pequeño, te quedas inmóvil, te dejas mecer por el movimiento de la tierra, ves todas las cosas a tu alrededor moverse contigo y por un momento sientes desafiar al peligro.
Por primera vez desde que vivo aquí, tengo insomnio. En toda la semana no he dormido o mejor dicho, no he descansado. De esas veces que ya es madrugada y no tienes sueño (lo cual es bastante útil cuando tienes mil cosas qué estudiar) hasta que te das cuenta que es demasiado tarde y dices: Iré a dormir, pero no porque realmente quieras sino por simple rutina. Extrañamente te duermes enseguida, pero pasados 20 minutos te despiertas, vuelves a dormir, a los 15 minutos te despiertas de nuevo, y así toda la noche.
Al siguiente día tratas de despertar pero parece imposible, tienes que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder levantar tu cuerpo de la cama, abrir los ojos y decidirte a enfrentar el mundo. Y sin duda, lo más difícil es esto último.
No hay comentarios:
Publicar un comentario