lunes, 20 de diciembre de 2010

Eclipse Lunar

Ella esperaba pacientemente en una fría noche de diciembre frente a una gran ventana;  mientras, su respiración la iba empañando formando un paisaje difuso, no muy distinto de sus pensamientos, donde, a pesar de aquella confusión era capaz de crear, de imaginar, de dejarse llevar... 
Con la punta de sus dedos dio forma a un corazón, un tanto asimétrico, (pero en el amor, ¿quién puede ser perfecto?) justo en el medio, dando un efecto asombroso, quedó la Luna. Brillante. Hermosa.
Parecía el retrato mismo de sus sentimientos, de sus esperanzas y tal vez de sus deseos, brillantes, en medio de la soledad y del silencio
Pero pasaron las horas, Ella siguió esperando, pero Él nunca llegó.
Y fue así como en esa fría noche de diciembre vio apagarse a la luna presa de un eclipse, sabiendo tristemente, que lo mismo sucedía en su corazón.



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