
Ranas de todos los verdes posibles.
Sin dudar ni un minuto todas las mujeres tomaban a la primer rana que aparecía en su camino.
En ese mismo instante la besaban y aparecía un adorable príncipe verde.
Algunas se enamoraban perdidamente al momento.
Otras admitieron que preferían un príncipe azul.
Yo aún no me atrevo a darle el beso.
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