jueves, 22 de noviembre de 2012

Del mal de no escribir

Indiscutiblemente debo escribir. Si no lo hago siento que las palabras se me atoran en la garganta o en las articulaciones metacarpianas, me duelen las rodillas y mi cabeza empieza a funcionar como la de una loca. Si me quedo con todas esas palabras dentro invaden mis ojos en forma de humor acuoso, me erizan el cabello y  desordenan mis pestañas.

Catarsis, analepsis, melocotón, nostalgia, presagio, nefelibata, ausencia.

Escribir es una forma de desahogar el alma.



jueves, 8 de noviembre de 2012

Fantasmas del tiempo

Inexorablemente el tiempo camina, el verano se va y el otoño regresa; la vida casi siempre resulta en un ir y venir de momentos, de segundos, de horas eternas.
Yo siento que envejezco a cada minuto, que una parte de mí se muere a cada instante, y es que ya no soy la misma que era antes, siento que me pierdo a mí misma, que mi alma se escapa de mi cuerpo, mi imaginación, mi risa. 
No quiero llegar a vieja con un corazón triste. No quiero ser como esos fantasmas del tiempo que quedan en un lugar recóndito de la memoria, no quiero ser como esos recuerdos sombríos de las historias de los abuelos, como cuando mencionan esos nombres que parecen de espectros  y me resulta difícil imaginar que alguna vez existieron, son nombres que para mí no tienen ningún sentido. Entonces imagino cuando yo sea mayor y hable de mis amigos ya muertos, de conocidos desaparecidos, de épocas pasadas frente a mis nietos, seguramente tendrán la misma sensación o puede ser que ni siquiera les importe (seguramente ninguno será tan romántico para pensar en cosas como estas). También pienso en el momento en el que alguien mencione mi nombre cuando yo ya no esté en este mundo, ¿qué pasará entonces? ¿cómo sonará? ¿también tendrá ese aire de lejanía y nostalgia que producen los poemas al ser leídos en voz alta?