jueves, 21 de octubre de 2010

Mentiras?


...tu voz puede cambiar estos sueños muertos
toda esta soledad sin rumbo
con tu voz pintas el mundo de color...
-Puuf!! ¡Mentiras y más mentiras!
-¿Qué dices? Esas no son mentiras, ¡es la realidad misma convertida en canción!
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viernes, 15 de octubre de 2010

Confusiones terrenales

. . Esa tarde, cerré los ojos entre agapandos y ciruelas, entonces volé.
Volé sobre los árboles de mi jardín, más allá de las nubes, volé entre cometas y estrellas fugaces, volé y volé hasta llegar a otra galaxia, donde para mi sopresa, había un planeta igualito a la Tierra y una casa idéntica a la mía.
Bajé al jardín, me acosté en el pasto y volví a cerrar los ojos entre agapandos y ciruelas.
Desperté y ahora no sé en cuál de los dos mundos estoy. . .

sábado, 2 de octubre de 2010

Recuerdo que alguna vez leí una historia de amor

Últimamente mi lista de lectura se ha reducido a cientos de libros sobre mi universo universitario (está bien, no son cientos pero sí contienen tanta información que en cierto momento da la impresión de haber leído muchos). Y mi estante, por obvias razones, sólo tiene títulos del tipo: La vida, La célula, Anatomía Humana, Introducción a la fisiología,bla, bla, bla... Realmente extraño las portadas cursis de esos libros que me hacían soñar con el amor verdadero, sufrir junto con los personajes la tragedia de un amor imposible, emocionarme con poesía o simplemente dejarme llevar a otros mundos con palabras bonitas, es por eso que decidí comprarme un libro. Un libro de esos que me enamoran a primera vista. El elegido fue "Nunca olvides que te quiero". Quité la cubierta plástica, observé la portada y lo puse en mi estante. Así es. No lo he leído. Los demás libros me impiden hacerlo, me ponen trampas para que aunque lea, lea y lea nunca se acaben sus letras, pero mi libro bonito ahí está y seguirá estando hasta que un día, con toda la tranquilidad del mundo pueda abrir sus hojas y descubrir todo aquello detrás de su título. Sí, ya sé que parezco una loca pero la verdad es que esa espera me hace estar más cuerda. Me hace recordar que un día, hace no mucho tiempo, amé el romanticismo de la vida misma.